A menudo, se pasa por alto la contribución de las mujeres en el campo tecnológico y militar. Un gran paso fue dado en 1942, cuando las primeras computadoras dependían enormemente de la eficiencia de las instrucciones dadas por humanos, y la amenaza de la guerra inició la contratación masiva de mujeres para cubrir la falta de obreros. Tristemente, en esta época el trabajo femenino también era infravalorado y extrademandante subpagado.
Un equipo de especialistas en matemáticas fue contratado para formar parte de una investigación secreta destinada al ejército de Estados Unidos. Hablamos de las Top Secret Rosies, las programadoras de la Segunda Guerra Mundial y su papel en el desarrollo del ENIAC (siglas en inglés de Electronic Numerical Integrator and Computer), el primer ordenador digital, programable, electrónico y de propósito general, que empezó funciones en 1945.
Contexto histórico: la mujer estadounidense en la Segunda Guerra Mundial
El domingo 7 de diciembre de 1941, a tempranas horas de la mañana, ocurrió un suceso que cambiaría por completo la posición de Estados Unidos en la guerra que asolaba a Europa. La prensa pronto comunicaría el ataque sorpresa a la base naval estadounidense en Pearl Harbor, Hawái. No había vuelta atrás, los hombres dejarían sus puestos de trabajo convencionales y se unirían al cuerpo militar.
¿Por qué revisitamos este episodio? Pues porque está íntimamente conectado con los inicios de las Top Secret Rosies. Ante la pérdida masiva de mano de obra, ¿quién iba a encargarse de las tareas que quedaban desatendidas en la nación? Así fue como nació el icono cultural “Rosie, la remachadora”, una campaña usada para reclutar mujeres para trabajar en fábricas y astilleros, encargadas muchas veces de producir municiones y suministros de guerra.
Un icono que daría la vuelta al mundo y empezaría a empoderar mujeres en Australia y Reino Unido. A día de hoy, “Rosie, la remachadora” sigue siendo símbolo del feminismo y del despertar económico-laboral para las mujeres.
Este movimiento fue de la mano con el programa militar secreto de 1942: reclutaron al menos 80 mujeres matemáticas para la guerra. Aun así, estas mujeres no se encargarían de fabricar las armas, sino de ser “ordenadores humanos”. ¡Qué suerte tuvieron en su búsqueda! En la década de los 40, existían mujeres excepcionales con carreras universitarias en ciencias.
Mientras “las Rosies” creaban las balas, las “Top Secret Rosies” hacían complejos cálculos para que cada tiro fuera preciso. Desde el bombardeo de la Europa del Eje hasta los asaltos a los bastiones japoneses, las mujeres trabajaron sin descanso seis días a la semana, creando tablas de balística que resultaron cruciales para el éxito de los Aliados.
Las matemáticas se encargaron de la mayor parte de la programación del ENIAC, realizando un importante trabajo de desarrollo para su uso, optimización y mantenimiento. El ordenador fue construido en secreto en la Universidad de Pensilvania bajo el nombre en código “Proyecto PX”. Créenos, las computadoras de antes no se parecen en nada a las actuales, ¡ésta ocupaba unos 167 metros cuadrados!
Integrantes de “Top Secret Rosies” y sus aportaciones
Aunque más de 80 mujeres fueron contratadas para ser computadoras humanas. Solo seis mujeres trabajaron directamente en el ENIAC, desarrollaron subrutinas, anidamiento y otras técnicas de programación fundamentales, y podría decirse que inventaron la disciplina de la programación de ordenadores digitales.
Además de realizar las trayectorias balísticas originales para las que fueron contratadas, las seis programadoras participaron en los cálculos nucleares de Los Álamos y, en general, ampliaron el repertorio de programación de la máquina.
Jean Bartik (1924 - 2011)
Bartik fue la única licenciada en matemáticas de la promoción de 1945 de la Northwest Missouri State University. Fue una de las primeras programadoras informáticas y formó parte del equipo original de programadores del ENIAC. Desarrolló el software para la máquina y se convirtió en una defensora de las mujeres en la programación. El 15 de febrero de 1946 se hizo una demostración del potencial del ENIAC y Bartik comentó al respecto:
El día en que ENIAC fue presentado al mundo fue uno de los días más emocionantes de mi vida. La demostración fue fabulosa. ENIAC calculaba la trayectoria más rápido de lo que tardaba la bala en viajar. Repartimos copias de los cálculos a medida que se ejecutaban. ENIAC era 1.000 veces más rápido que cualquier máquina que existiera antes de esa época. Con sus luces intermitentes, también era una máquina impresionante que ilustraba gráficamente la velocidad a la que realmente calculaba.
A pesar de que la demostración pública fue un éxito, la mayoría de las felicitaciones fueron para los ingenieros, John Mauchly y John Eckert.
Ruth Teitelbaum (1924 - 1986)
Teitelbaum nació en El Bronx, Nueva York, el 1 de febrero de 1924. Sus padres eran inmigrantes judíos procedentes de Rusia. Se licenció en Matemáticas en el Hunter College. Trabajó como programadora en el ENIAC y realizó importantes contribuciones en el desarrollo del software para la computadora. Después de la guerra, Ruth se trasladó junto a la máquina a Aberdeen, Maryland, donde enseñó a la siguiente generación a programar el ENIAC.
Marlyn Meltzer (1922 - 2008)
Meltzer nació en Filadelfia en 1922 y se graduó de Temple University en 1942. Antes de trabajar en el ENIAC, tras graduarse fue contratada por la Escuela de Ingeniería Moore para realizar cálculos meteorológicos. Mientras formó parte del equipo de programadoras del ENIAC, se destacó por su habilidad en la resolución de problemas y el desarrollo de algoritmos.
Betty Holberton (1917 - 2001)
Holberton estudió periodismo en la University of Pennsylvania, una de las pocas carreras abiertas a las mujeres en la década de 1940. Además, Betty fue víctima de “un clásico” episodio de machismo: en su primer día de clases en la universidad, su profesor de matemáticas le preguntó si no estaría mejor en casa criando niños.
Pero en su lugar, tuvo una carrera científica impresionante y tuvo una familia sin problemas. Fue una de las primeras programadoras del ENIAC y realizó importantes contribuciones en el diseño y desarrollo del software para la computadora. ¡Holberton incluso inventó los puntos de interrupción en la depuración informática!
También podemos considerarla una de las primeras científicas de datos, ya que escribió el primer paquete de análisis estadístico, usado para el Censo de Estados Unidos de 1950.
En 1953 fue nombrada supervisora de programación avanzada en una parte del laboratorio de Matemáticas Aplicadas de la Marina en Maryland, donde permaneció hasta 1966. Holberton trabajó con John Mauchly para desarrollar el conjunto de instrucciones C-10, que se considera el prototipo de todos los lenguajes de programación modernos.
También participó en el desarrollo de los primeros estándares de los lenguajes de programación COBOL y FORTRAN con Grace Hopper.
Frances Spence (1922 - 2012)
Spence se licenció en Matemáticas y Física en 1942 de la Chestnut Hill College de Filadelfia. Allí conoció a Kathleen Antonelli, con quien después trabajaría en el primer equipo de programadoras del ENIAC. Sin ninguna de las herramientas de programación actuales, Frances se enfrentó a las dificultades de hacer funcionar el ENIAC. Las seis programadoras tenían que conducir físicamente el programa balístico utilizando alrededor de 3.000 interruptores, docenas de conmutadores y bandejas digitales para encaminar los datos y los pulsos eléctricos del programa a través de la máquina.
Kathleen Antonelli (1921 - 2006)
Antonelli se licenció en Matemáticas en junio de 1942 de la Chestnut Hill College para mujeres. Durante su trabajo programando el ENIAC, se le atribuye la invención de la subrutina, cuando Antonelli propuso la idea para resolver el problema de que los circuitos lógicos no tenían capacidad suficiente para calcular algunas trayectorias.
Desarrolló el primer programa almacenado en la historia de las computadoras, cuando el ENIAC ya no era necesario para un propósito bélico. En 1947, Antonelli fue trasladada al Laboratorio de Investigación Balística de Aberdeen Proving Ground junto con el ENIAC, Ruth Teitelbaum y Frances Spence.
En años posteriores de su carrera, Antonelli trabajó en el diseño del software de ordenadores posteriores, como los BINAC y UNIVAC I.
Mujeres programadoras de la historia
El trabajo de este sexteto de mujeres era tan especializado, que no pudieron ser reemplazadas por hombres una vez terminada la guerra.
A pesar de todo, la gran labor de estas mujeres no obtuvo el reconocimiento que se merecía hasta 1997, año en el que por fin pasaron a formar parte del Women in Technology International Hall of Fame.
Ada Lovelace, la primera programadora de la historia, se hubiese quitado el sombrero ante el poderío del ordenador ENIAC, pero creemos que hubiese sentido aún más fascinación y orgullo por el papel que desempeñó el sexteto de mujeres en el desenlace de la guerra más devastadora para la humanidad.
Si crees que la historia de las Top Secret Rosies se parece mucho a la trama de la película Hidden Figures (2016), no es coincidencia. Muchas mujeres desempeñaron importantes funciones en momentos clave de nuestra historia, pero no fueron reconocidas por sus aportaciones, sino hasta muchos años después.
Además, ¡las Top Secret Rosies no tuvieron un recuento audiovisual hasta 2010! Cuando un documental fue estrenado en el canal de televisión pública estadounidense PBS.
Por eso, en pleno siglo XXI, es sumamente importante darle crédito a las grandes contribuciones a la programación y la tecnología de autoría femenina. Por ejemplo, Mary Jackson, Dorothy Vaughan y Katherine Johnson, matemáticas que trabajaron en la NASA; Anita Borg, quien dedicó su carrera a la equidad de género en el sector.
Industria tecnológica: código, no género
Poco a poco, estamos mejorando la presencia de la mujer en el sector TIC. Nuestra mayor preocupación es que la mujeres sientan pasión y apoyo para cursar carreras en ciencias y tecnología.
Un perfil que quiera dedicarse a las profesiones tech requiere de habilidades tales como la comunicación interpersonal, altos niveles de empatía, pensamiento creativo o capacidad de resolución. Ninguna de estas competencias tiene género, ¡por lo que cualquier persona puede aprender a programar!
En HACK A BOSS creemos firmemente que el futuro del sector TIC no es masculino ni femenino, sino humano. Nuestra razón de ser es formar a profesionales que lideren el cambio. Así que, si quieres ser parte del desarrollo tecnológico de hoy y de mañana, nuestro bootcamp de programación web y curso intensivo de data science & inteligencia artificial son una apuesta segura. ¿Aceptas el reto?